Lugares típicos si los hay, donde el tango revive. Le dicen el Bar del Chino y ya es marca registrada en Pompeya.
Jorge Garcés “El Chino” (hoy fallecido), era un loco del tango, hizo de su hogar un lugar de reunión para que cada viernes se pueda disfrutar de una folklórica parrillada y de un vino de la casa.Sin dudas, el lugar se convirtió en un restaurante de barrio que atrajo a los turistas que prefieren palpar el tango bien de adentro.
Hoy, atendido personalmente por sus dueños, en el popular barrio de Pompeya, si bien el interior tuvo que ser remozado, se conservaron la mayor cantidad de recuerdos posibles y por sobre todo el espíritu del Bar, el lema que tenía y sigue vigente “Un lugar en el mundo para encontrarse con amigos”, un lugar para comer, escuchar, cantar, bailar tangos, en un ambiente familiar y de amistad.
Un poco de historia: El Bar "El Chino", mítico boliche tanguero del barrio porteño de Pompeya, aparece allá por 1937, al frente del padre del conocido cantor de tangos Jorge “El Chino” Garcés, siendo un almacén y despacho de bebidas, donde se reunían los hombres de la zona a “escolasear” y cantar tangos. Se crea “La Peña los amigos” donde se reunían los viernes a escuchar y a cantar tangos.
Jorge “El Chino” Garcés además de atender la parrilla, mientras servía las mesas cantaba tangos acompañado por guitarristas. El local no tuvo nunca una apariencia prolija, las mesas eran alargadas para varios comensales y cubiertas con manteles de papel. Afiches y fotografías aparecían sin ningún orden en las paredes.
Los parroquianos eran oriundos de Pompeya y Parque Patricios, con el tiempo comenzaron a ir también mujeres, se fue popularizando hasta que un día llegó José Sacristán que se enamora del Bar. Se fue ampliando la concurrencia y artistas, periodistas, deportistas y políticos se hicieron habitúes, la capacidad se desbordaba y terminaban comiendo en el dormitorio.
En ese lugar la vecindad y la simpleza hacían que floreciera entre los comensales un ambiente de amistad que se prolongaba por años. El “Chino” muere en agosto de 2001, su mujer Delfina lo sobrevive 5 años más.
La construcción que data de fines del siglo XIX, asentada en el barro, no resistió el paso del tiempo ni la falta de mantenimiento, se desplomó parte del techo y por razones de seguridad de demolió gran parte manteniendo el frente y las paredes perimetrales originales.
Luego de un año y medio de estar cerrado, se reinaugura el 23 de septiembre del 2007, a casi setenta años del inicio, manteniendo el carácter de auténtico reducto, con los mismos personajes que habitualmente concurrían buscando la camaradería barrial.
Bar "El Chino"
Beazley 3566, Pompeya
(3 cuadras de Av. Saenz)
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Viernes y sábados a partir de las 22:00 hs.
Colectivos: 42, 46, 76, 188.
Reservas: (54+11) 4911-0215
barelchino@speedy.com.ar
Jorge Garcés “El Chino” (hoy fallecido), era un loco del tango, hizo de su hogar un lugar de reunión para que cada viernes se pueda disfrutar de una folklórica parrillada y de un vino de la casa.Sin dudas, el lugar se convirtió en un restaurante de barrio que atrajo a los turistas que prefieren palpar el tango bien de adentro.
Hoy, atendido personalmente por sus dueños, en el popular barrio de Pompeya, si bien el interior tuvo que ser remozado, se conservaron la mayor cantidad de recuerdos posibles y por sobre todo el espíritu del Bar, el lema que tenía y sigue vigente “Un lugar en el mundo para encontrarse con amigos”, un lugar para comer, escuchar, cantar, bailar tangos, en un ambiente familiar y de amistad.
Un poco de historia: El Bar "El Chino", mítico boliche tanguero del barrio porteño de Pompeya, aparece allá por 1937, al frente del padre del conocido cantor de tangos Jorge “El Chino” Garcés, siendo un almacén y despacho de bebidas, donde se reunían los hombres de la zona a “escolasear” y cantar tangos. Se crea “La Peña los amigos” donde se reunían los viernes a escuchar y a cantar tangos.
Jorge “El Chino” Garcés además de atender la parrilla, mientras servía las mesas cantaba tangos acompañado por guitarristas. El local no tuvo nunca una apariencia prolija, las mesas eran alargadas para varios comensales y cubiertas con manteles de papel. Afiches y fotografías aparecían sin ningún orden en las paredes.
Los parroquianos eran oriundos de Pompeya y Parque Patricios, con el tiempo comenzaron a ir también mujeres, se fue popularizando hasta que un día llegó José Sacristán que se enamora del Bar. Se fue ampliando la concurrencia y artistas, periodistas, deportistas y políticos se hicieron habitúes, la capacidad se desbordaba y terminaban comiendo en el dormitorio.
En ese lugar la vecindad y la simpleza hacían que floreciera entre los comensales un ambiente de amistad que se prolongaba por años. El “Chino” muere en agosto de 2001, su mujer Delfina lo sobrevive 5 años más.
La construcción que data de fines del siglo XIX, asentada en el barro, no resistió el paso del tiempo ni la falta de mantenimiento, se desplomó parte del techo y por razones de seguridad de demolió gran parte manteniendo el frente y las paredes perimetrales originales.
Luego de un año y medio de estar cerrado, se reinaugura el 23 de septiembre del 2007, a casi setenta años del inicio, manteniendo el carácter de auténtico reducto, con los mismos personajes que habitualmente concurrían buscando la camaradería barrial.
Bar "El Chino"
Beazley 3566, Pompeya
(3 cuadras de Av. Saenz)
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Viernes y sábados a partir de las 22:00 hs.
Colectivos: 42, 46, 76, 188.
Reservas: (54+11) 4911-0215
barelchino@speedy.com.ar
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